Utopía

UTOPÍA

Dice el diccionario sobre la palabra Utopía:  Plan imaginario y sistemático de una sociedad que constituye para quien lo concibe un ideal o un contra ideal. •• Plan, proyecto, teoría o sistema muy deseable, pero cuya realización es imposible; concepción imaginaria, ensueño, quimera.
En este artículo consideraremos la palabra utopía, según la primera definición como el "Plan imaginario que constituye el ideal humano" o sea lo que la tradición ha llamado "El Paraíso Terrenal". Muchos lo considerarán como la segunda "Deseable pero irrealizable. A lo largo de esta reflexión veremos que no solo es realizable, sino inevitable, si la especie humana desea seguir existiendo como tal.


"Lo que crees, creas" Esta máxima ya no pertenece solo al mundo de la filosofía, hoy la física cuántica la corrobora. ¿Qué impide por lo tanto, que lo que hoy es utopía mañana sea una realidad? Solamente nuestras creencias pueden impedirlo. Como decía  Martín Lutero: "Ten fe y te salvarás" ¡Cierto! Pero ¿Es sencillo tener fe? Y ¿Tener fe en qué?


No es tan fácil tener fe por la sencilla razón de que el mundo que vivimos, o sea, lo que consideramos la realidad, es la expresión de  creencias anteriores, creencias basadas exclusivamente en el lado pragmático de la vida, la supervivencia, creencias inconscientes de nuestra propia divinidad y de nuestra unicidad con el todo, y como decidimos creer solo en lo que vemos, entramos en bucle y creamos más de lo mismo, más de la misma "realidad". Para tener auténtica fe, es necesario abrir la mente a lo desconocido, a percepciones que van más allá de nuestras cuitas diarias, es necesario disponer de tiempo para la introspección y la reflexión. La fe, es el paso anterior a conocer. De la fe que hablo, es de la que tiene el científico que llega a descubrir algo nuevo, o la del deportista que alcanza metas hasta entonces insospechadas; antes de depositar tu fe en ninguna creencia, has de depositarla en ti mismo, en tus sensaciones, percepciones, sentimientos etc. Necesitas desapegarte de lo que postula la sociedad o de lo que dicen los que te rodean para dedicarte una mayor atención a ti. "No se puede conocer al Padre sino a través del hijo" y ese hijo eres tú. Necesitarás olvidar lo inútil que te dijeron que eras desde pequeño, o que eras algo intrínsecamente malo a enderezar, ideas que al creértelas te llevaron indefectiblemente a desconfiar de ti, a sentirte culpable por todo y a sentirte rechazado por todos; te obligaron a buscar apoyos fuera ya sea en tu propia familia, pareja, amigos, estado, iglesia etc., cuando tu verdadera fuerza está en tu interior. Te inculcaron todo un sistema de creencias desde el temor y la represión y son precisamente el temor y la represión los que han construido el mundo en que vivimos. Te inculcaron el temor de Dios mientras te decían que es todo amor y misericordia y pretendían que lo creyeses por la fuerza, cosa harto imposible pues es evidente que no se puede imponer la fe ya que fe e imposición son contradictorios, a la auténtica fe solo puedes llegar desde tu libre albedrío.


Podemos manifestar con la boca grande que "Todos somos hermanos" pero no actuamos en consecuencia sencillamente por que en el fondo no lo creemos, sin embargo sí que creemos en la supervivencia a ultranza, estamos dispuestos a cualquier cosa con tal de sobrevivir, justificamos cualquiera de nuestros actos en aras de esa supervivencia olvidando lo fundamental ¿Para qué la supervivencia?¿Qué hemos venido a hacer aquí? ¿"De qué sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma"?


La supervivencia sin sentido, sin un por qué, es tan absurda como comprar el último modelo de automóvil con navegador de abordo, doble airbag, GPS, aire acondicionado etc., para dar una vuelta de vez en cuando por el barrio a que lo vean los vecinos y tenerlo el resto del tiempo acumulando polvo en el garaje. El espíritu, el alma, lo que anima a comprar el automóvil, es o debería de ser el deseo de viajar con él y el conocimiento y la satisfacción que esos viajes nos reportarán. Para esto sí nos serán útiles sus prestaciones, comodidad, seguridad etc., entonces sí tendrá sentido que cuidemos nuestro coche y lo mantengamos a punto para que nos sirva lo más fielmente posible en nuestros viajes. Del mismo modo, nuestro cuerpo es el vehículo, el viaje es la vida y el objetivo o espíritu es reconocer lo que somos, redescubrirnos como la divinidad misma auto reconociéndose a través de su obra. Ciertamente habrás de cuidar el cuerpo y procurarás que dure lo más posible y en las mejores condiciones, vivirás la vida lo más intensamente que puedas, pero si olvidas el objetivo, no hallarás la felicidad, no tendrás paz interior.

Este es el orden de la creación en cuanto al ser humano se refiere. El Espíritu, Logos, Verbo, Adam Kadmon, o cualquiera de los términos que le han atribuido las distintas filosofías y culturas, "ese" que en el principio estaba con Dios y era Dios y por el que fueron creadas todas las cosas, tal y como empieza el evangelio de Juan y que continúa: "Sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho. En él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece y las tinieblas no prevalecieron contra ella".


Espíritu, vida, hombre, este es el orden; objetivo, medio, herramienta, herramienta que como primer paso, ha de descubrir su utilidad, utilidad que descubre en el medio "vida", de ahí que Juan la llame la luz de los hombres y al hecho de descubrir su utilidad le llamamos despertar de la conciencia (ver artículo anterior, el despertar). Y "la luz en las tinieblas resplandece y las tinieblas no prevalecen"


Es inevitable que la luz termine por resplandecer, es por tanto inevitable que llegue un momento en que la especie humana en bloque, despierte su conciencia. Está próximo momento de decidir si es la especie humana terrestre actual la que lo logra o por el contrario decidimos seguir el camino de la autodestrucción y dejar paso a una nueva generación que vuelva a intentarlo. (ver artículo Cruz cósmica Junio 2011).


No digo esto con intención de asustar, de hecho estoy convencido de que lo lograremos aunque parezca lo contrario. Soy consciente de que no es desde el temor desde donde se despierta la conciencia, ya que el temor viene del instinto de supervivencia y la decisión de la que hablo es una elección consciente y por lo tanto libre, sin coacción de ningún tipo; pero una cosa es no querer asustar ni asustarse y otra no querer ver que el camino que llevamos sin conciencia, conduce derechito a la autodestrucción. El desarrollo tecnológico que tenemos el cual seguiremos desarrollando y el poder armamentístico  con el que ahora contamos, es obvio que si no van acompañados de un cierto grado de conciencia nos destruirá; no hace falta darle demasiadas vueltas, basta con observar el deterioro ecológico, las amenazas de guerra, terrorismo y el deterioro general que sufre la humanidad. Aunque así fuera, solo retrasaríamos la evolución, pues la nueva generación seguiríamos siendo nosotros, eso que de verdad somos. Sea pues suficiente con estos párrafos de visión negativa, para concentrarnos en la visión positiva puesto que es la que queremos elegir y en la que deseamos creer. La filosofía dice: "Cuanto más oscura está la noche, más próximo el amanecer". Es una buena máxima a la que acogerse en estos momentos en los que todo se desmorona.


Al despertar, el individuo se ve a sí mismo como expresión única e irrepetible de las infinitas posibilidades que la divinidad tiene de manifestarse, esto es lo que significa ser "hijo de Dios único" (evangelio de Juan), por lo tanto toma conciencia a la vez, de que el resto de los seres humanos también lo son. Así mismo percibe que todo lo que le rodea y le acontece, responde a un plan perfectamente orquestado del cual él es arte y parte, observador, actor y lo observado al mismo tiempo. Sabe por lo tanto que dada su cualidad de único, su presencia en el plano físico responde también a un por qué y un para qué únicos o lo que es lo mismo, trae una misión que cumplir que nadie más que él puede realizar.(Al cumplimiento de esa misión, le llamamos "sentirse realizado"). Sabe también que su misión está inmersa y forma parte de otra de mayor envergadura a la que podríamos definir como "Proyecto Humanidad, el cual a su vez se inscribe en otro que alcanza a la totalidad del cosmos. Haciendo una analogía, podemos decir que cada uno de nosotros somos un trabajador altamente especializado y cualificado que realiza una función específica dentro de una empresa llamada Humanidad, la cual pertenece al "Holding" Cósmico, por tanto la marcha del "Holding" depende de que cada uno cumpla con su función.


Desde la toma de conciencia, el concepto "hermandad" con el resto de los seres humanos, adquiere una dimensión desconocida hasta entonces, pues sabes que lo que afecta a otro, termina por afectarte y no hay modo de ocultarse de dicho efecto ni siquiera tras la muerte. (Este es el objetivo de la ley del Karma).


Como el despertar no se ha producido precisamente por fidelidad a los postulados de la sociedad, sino más bien por cuestionarlos, ni se ha producido por seguir esta o aquella doctrina, sino más bien por dedicarte a escuchar a tus sentimientos más íntimos, sabes que lo que otros digan te puede servir de referencia, pero tu camino te lo indica el corazón. No tienes más referencia válida, que si te sientes bien con lo que haces o con donde estás, quiere decir que estás en armonía con tu misión o destino y si no es así, te estás alejando.


Podríamos seguir desarrollando lo que ocurre tras el despertar, pero considero suficientes los parámetros expuestos, como base donde cimentar nuestra utopía


Construyamos pues la utopía a partir de la premisa de una humanidad que ha despertado su conciencia de "SER"


La nueva sociedad surgida del despertar no constituirá ningún grupo sacrificando al individuo, pues será consciente de que nadie es desechable, que sin uno solo de nosotros, el puzzle cósmico estaría incompleto, sabrá que son los individuos sanos los que generan grupos sanos y no al contrario, la labor del grupo será precisamente la de ayudar a cada uno de los individuos para que nadie quede rezagado. Los grupos se crearán por afinidad.


Al conocer las leyes divinas o universales, no necesitará establecer leyes, si acaso, unas pocas normas de índole práctico aceptadas por todos y siempre revisables. Tampoco necesitará ejército, ni policía, jueces etc.


No existirá conciencia de propiedad privada, no olvidemos que hablamos de individuos conscientes de su propia divinidad y de cuál es el verdadero propósito de la vida, por lo tanto tampoco existirá el comercio ni será necesario el dinero. Todos sabrán que nada es suyo privativamente hablando, puesto que todo es del creador y todo responde a un propósito, sin embargo todo está para ser disfrutado. No confundir con la idea actual de comunismo puesto que tampoco habrá un estado propietario de nada, ni nada se impondrá por ningún tipo de dictadura, continúa recordando que hablamos de conciencia.


Las viviendas se construirán de manera armónica tanto con el entorno y sus energías, como con sus habitantes. El hombre buscará constantemente esa armonización primero con su interior y luego con el exterior. Todo se hará desde el amor, por lo tanto la guía será el corazón. Nadie realizará trabajos que no quiera realizar, pues obviamente, no se puede amar lo que no se quiere.

Estoy cometiendo el típico error humano de utilizar la forma de negación para explicar algo, al releer lo que he escrito, me doy cuenta de que casi todo lo dicho, en lugar de exponer cómo será la sociedad del futuro, lo que hace es describir lo que no será. Cierto es que en el decurso de nuestra vida, la experiencia acumulada se fundamenta principalmente en lo que no queremos y es así precisamente por que se corresponde con la inercia del ciclo que ahora vivimos. Venimos desde la perfección de la divinidad para reconocer lo que somos y lo hacemos experimentando lo que no somos, por tanto, es lógico que lo que tengamos claro es lo que no queremos ya que lo que buscamos, todavía forma parte de lo no experimentado y por lo tanto desconocido. Ciertamente es así, pero la creación del futuro desde nuestra mente, depende de lo que creemos y la fe solo puede manifestarse en positivo; la negación implica rechazo y todo aquello a lo que resistes persiste, debido a que mientras rechazas, la conciencia permanece fija en lo que estás rechazando y no se desplaza hacia otro punto. La afirmación une mientras que la negación separa, puesto que el hecho de elegir algo, no implica el rechazo de lo no elegido. Por ejemplo, si tengo seis trajes en el armario y elijo uno para ponerme hoy, no estoy rechazando los otros cinco y por tanto los sigo acogiendo, mientras que si digo que uno de ellos es horrible y me sienta fatal, dejo de tener seis trajes para tener cinco y mientras mi atención está en el que considero horrible, no elijo cual ponerme hoy.


Así pues, afirmo que la sociedad del futuro se regirá por el corazón; sabrá que es en el sentimiento donde se encuentra la semilla y la comunicación con la divinidad que somos y que el raciocinio es el complemento que sirve para conceptualizar la experiencia que el corazón te empujó a vivir, dándola así por archivada. Por lo tanto el ejercicio de la libertad y de la responsabilidad que esta conlleva, será pleno, puesto que si dios nos habla a través del corazón, el único camino válido para completar la creación y así conseguir nuestra realización y total felicidad, es el de seguir su voz.


El ser humano sabrá que el entorno es una parte de sí mismo y por ello lo cuidará y se armonizará con él, tratará a los animales y a las plantas como a sus hermanos menores.


Las mujeres y los hombres del futuro serán conscientes de que han de descubrir sus dones o capacidades y orientarán sus actividades con ese propósito, ya que desarrollarlas, es el mejor modo de servir a los demás.


Los hijos se concebirán también de un modo absolutamente consciente; sabedores de la responsabilidad que conlleva aceptar la venida de un nuevo espíritu en evolución, las parejas que sientan la llamada a procrear, se asegurarán de ser una pareja lo suficientemente estable y dedicarán la mayor parte de sus energías a la atención que necesitará el nuevo ser. No todos se sentirán llamados a procrear puesto que los instintos estarán al servicio de la consciencia y no al contrario, como todo ha de hacerse desde el amor y la armonía, no habrá ni superpoblación ni escasez de individuos.


La perfección divina por definición, no puede crear algo menos que perfecto, por lo tanto así será la visión que el ser humano tendrá de sí mismo, como algo perfecto en vías de descubrir su propia perfección y no como algo malo a enderezar que es la visión actual, así que la tarea de los educadores, será la de ayudar a los niños a descubrir su potencial y a estimular su creatividad en lugar de pretender direccionarlos "por su bien". Los niños se verán como fuente pura de sabiduría debido a que aún no están contaminados con ningún tipo de creencia y están más próximos a la fuente puesto que acaban de llegar y su sensibilidad está abierta. Acuérdate de la frase evangélica "Hasta que no seáis como uno de ellos, no entraréis en el reino de los cielos" y es precisamente del reino de los cielos en la tierra de lo que estamos hablando.


Los seres humanos del futuro, dedicarán más tiempo al conocimiento y a expresiones creativas o artísticas, que a lo que hoy llamamos trabajo, puesto que organizará la producción de los recursos a tal fin.  Producirá lo que necesita y no más, para que todos vivan en la abundancia sin esquilmar el planeta, respetando su ecosistema y mejorándolo si es posible, una vez comprendidos sus principios y funciones.


Ya que visto desde la óptica actual, todo esto puede sonar a imposible, voy a poner algunos ejemplos para demostrar que una vez el ser humano haya despertado la conciencia y asuma lo que en realidad es, el resto es pura consecuencia.

Imagina por un momento un mundo sin ejércitos, policía, sistema judicial, ni funcionarios, ni seguros, ni bancos, ni iglesias, ni un larguísimo etcétera de ocupaciones que en una sociedad consciente no tendrían  utilidad, si además quitas toda actividad comercial, puesto que todo se comparte en lugar de venderse, lo que nos queda es todo aquello que es directamente productivo como la agricultura, la extracción de  la materia prima y su elaboración hasta convertirla en el producto final, la distribución del mismo y por supuesto, la investigación y el reciclaje. He excluido la ganadería, debido a que entiendo que para entonces el hombre habrá dejado de comer carne y utilizará otro tipo de tejidos para vestirse de modo que no será necesaria la piel de los animales para este fin. Al estar más equilibrado, el ser humano enfermará mucho menos y sabrá que nosotros nos enfermamos y nosotros mismos nos curamos en función de nuestros patrones mentales, por ello, la dedicación sanitaria también se verá reducida en gran proporción. Si hoy mismo dedicáramos todos los recursos tecnológicos de que disponemos, atendiendo al bienestar común, en lugar de hacerlo respondiendo a intereses creados, es evidente de que ya dispondríamos de mucho más tiempo libre. Las máquinas harán los trabajos pesados y los que ya nadie quiera hacer.  Lo que aún pudiera quedar por hacer, repartido entre tantos, tocará a muy poco. Además, al estar todos comprometidos de corazón con el avance de la humanidad, no existirá ningún tipo de competencia y así los mejores técnicos juntos, construirán el mejor posible de los vehículos, robots o lo que fuera. Se racionalizará la producción en atención a las necesidades reales, de modo suficiente para que todos puedan acceder a todo, lo utilicen mientras les es necesario y luego lo dejen para que lo usen otros. Por ejemplo, si ahora vivimos en una pequeña comunidad de veinte adosados, tenemos veinte cortacésped, cuando es seguro que nunca hay más de tres vecinos cortando el césped a la vez, pues digamos que con cinco tendríamos sobradamente cubiertas nuestras necesidades de cortacésped sin preocupación de que nadie tenga que hacer cola. Lo mismo podríamos decir de los coches y de tantas otras cosas.


Las ciudades serán pequeñas de manera que los habitantes puedan tener un control real en la gestión, las viviendas serán de una planta y siempre en armonía con el entorno. No existirán fronteras ni países, todos se sentirán ciudadanos del planeta Tierra y del Universo.


Para que todo esto y mucho más sea posible, basta con que despierten un número suficiente de seres humanos, lo que llamamos masa crítica y el resto ocurrirá sin esfuerzo.


Si los seres humanos aprendemos a escuchar a nuestro corazón y nos convertimos cada uno en nuestro propio maestro, la voz del Padre nos guiará hacia el paraíso terrenal.


Tuya es la decisión

Carlos Galindo